Imagen tomada prestada de google hasta que me la quiten
El miedo debe existir; tiene que existir. ¿Qué sería la
vida sin el miedo?
El
miedo y el odio cogidos de la mano, andando juntos por veredas de barro y mierda.
Muerte,
morir, matar; y mirar el miedo en unos ojos que suplican, mientras una hoja de
acero de diez pulgadas entra y sale repetidas veces de un cuerpo inerte. Hace tan solo unos instantes temblaba; por el miedo.
El
odio se calma, o tal vez, se acrecienta al ver el cuerpo que yace tirado en el
frío asfalto de un callejón (y no importa que sea un vagabundo o un banquero),
la adrenalina fluye por las arterias inyectando eso que hace sentirse más vivo,
pero a la vez sabe que está más cerca de la muerte. Y mientras de las manos
asesinas gotea la savia dulce y roja de la víctima yo vuelvo a ser llamado.
Porque yo soy necesario. Yo soy el miedo.