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sábado, 19 de mayo de 2012

CÓMO PREPARAR LA ÚLTIMA COPA DE GINEBRA

Imagen sacada de Google

Todo el mundo sabe cómo preparar una copa de ginebra. No hace falta cursar una carrera de cuatro años para aprender a hacerlo.
Nos hace falta: una copa, unos cubitos de hielo, unas rodajas de limón y una botella de ginebra, (esto último es primordial para poder preparar este exquisito manjar).
Lo primero que hay que hacer es coger la copa, es preferible que ésta este limpia, pero si no se ha tenido tiempo o ganas de lavarla no pasa nada ya que el alcohol es multiusos y lo mismo sirve para curar una herida que para limpiar cualquier superficie. Veréis que el surco de suciedad irá desapareciendo poco a poco según se vaya bebiendo.

Se coloca el cáliz sobre una superficie horizontal con la base hacia abajo, con unas pinzas se agarra un trozo de hielo y se deja caer suavemente dentro de él, se puede repetir esta operación hasta en tres ocasiones, poner más podría considerarse un sacrilegio. Se desenrosca el tapón de la botella y se deposita sobre cualquier lugar; se coloca el recipiente de la ginebra en perpendicular a la copa para que el liquido fluya suavemente hasta llenar dos dedos de la misma (Los dos dedos se medirán siempre en horizontal, nunca en vertical), se unta una rodaja de limón por todo el borde y se echa el sobrante dentro, y ya se tiene la copa de ginebra lista.

Hasta ahí, todo normal, es fácil, pero el problema se presenta al intentar ponerse la última copa, pues parece que esta ha cobrado vida y se mueve de un lado al otro a una velocidad relativa al alcohol ingerido. 
Intentar coger el hielo con las pinzas es casi imposible. Lo mejor es agarrarlo con la mano y echarlo de golpe. Si no entra dentro no pasa nada, en ese instante no se diferencia si tiene hielo o no. Se sujeta fuertemente la botella con una mano, y con la otra, el recipiente de cristal para que deje de bailar, despacio, se va subiendo la mano  hasta llegar a tocar con el pulgar y el índice el cuello de la botella. Se  vuelca un poco para que caiga el líquido transparente. Solamente un poco, pues la medida de los dos dedos hace un rato que no nos sirve de nada. Lo echamos a ojo, aunque se vea borroso; paramos de servir poniendo cara de “me he pasado”. No busques el limón, ya no queda. Y por fin habremos acabado.
Pero ahí no termina la cosa, porque tras bebernos el último trago comienza la tarea más difícil, encontrar el tapón para que la ginebra no se volatilice.  

1 comentario:

  1. Bastante divertido, aunque no me gusta nada la ginebra, mejor wisky.

    Besitos

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