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jueves, 5 de enero de 2012

EN LA OSCURIDAD ( IN THE DARK)

Imagen sacada de google


Tantos lugares que visitar, tantas personas por conocer; y yo aquí, sentado, viendo la televisión, sin hacerle mucho caso.
Las manos aún me tiemblan por el miedo; si cierro los ojos se me presenta su fantasma, intentando asustarme; y créeme si te digo que lo consigue.
Sobre la mesita del salón el arma homicida; un pequeño charco de sangre sobre la alfombra no me deja olvidar lo que pasó.
Me pongo otra taza de café, creo que ya es la sexta que me tomó y mis manos siguen temblando. Son las tres de las mañana.
Un ruido me despierta; me he quedado dormido en el sillón sin darme cuenta; todo esta oscuro; seguramente se ha vuelto a ir la luz.
Miro el reloj; se ha parado a las cuatro y dieciséis; la misma hora que marcaba su reloj antes de romperse al golpear contra el suelo.
Cojo la linterna del cajón del mueble y me dirijo a la caja de fusibles; es la quinta vez que saltan los plomos en esta semana, y siempre a la misma hora.
Bajo al sótano. Un escalofrío recorre mi cuerpo; noto una presencia tras de mí, pero al girarme no hay nadie; la luz de la linterna parpadea un momento y después se apaga. Todo queda a oscuras.
La echo de menos; recuerdo su sonrisa, la forma que tenía de atusar su larga melena; a veces, incluso pudo oler su perfume.
Acciono el automático, pero no funciona y todo continúa a oscuras. El frío me cala los huesos; lo único que pudo ver es el vaho que sale de mi boca con cada respiración.
Me agarro a la barandilla; esta congelada; noto la humedad que traspasa mi mano; el crujir de los tablones de las escaleras me intranquiliza.
La puerta no abre; noto que me falta la respiración; intento respirar profundamente y un olor putrefacto se impregna en mi garganta; me entra una arcada y me apoyo contra la pared.
Me encuentro en el suelo, tirado, muerto de frio; me duele la cabeza, me toco y noto que tengo sangre; quizá me mareé y me golpeé contra el suelo.
No sé cuanto tiempo llevo aquí; estoy congelado; no puedo mover las manos, pero no me tiemblan.
La linterna está en el suelo; alumbrando; sigo el haz de luz con la mirada y puedo distinguir unos pies. – ¿Quién hay a ahí? –Pregunto, pero nadie contesta.
Recojo la linterna y busco; no hay nadie. Alumbro con la luz el lugar donde la enterré. La tierra esta movida, como si alguien hubiese desenterrado su cuerpo.
Una gota de sudor frío baja por mi sien; una pregunta en un susurro atraviesa mi cabeza como una bala disparada a quemarropa. Me tapo los oídos.
–¿Por qué? –Retumba en mi cabeza. –¿Por qué? –Retumba en las paredes del sótano. El hedor a podrido cada vez es más intenso; vomito; la linterna se vuelve a apagar.
Siento que algo me roza el brazo y me giro; se oyen unas risas. –Fue un accidente –grito. Me vuelve a rozar. –Te juro que fue un accidente.
Recuerdo su cuerpo tirado en el suelo; convulsionando; yo con la figura de bronce en la mano, la base cubierta de sangre. Intente reanimarla, pero ya era demasiado tarde.
El frío cada vez es más intenso; me duelen todos los miembros. Intento abrir la puerta, pero sigue cerrada. Algo me empuja y caigo rodando por la escalera. Me duele la espalda y creo que tengo la pierna rota; intento arrastrarme hacia los escalones. –¿Por qué? Vuelve a retumbar.
 –Fue sin querer, cariño, perdóname.
Noto su cuerpo encima del mio; el olor a muerte se mezcla con mi olor a miedo. La linterna se enciende y puedo ver la figura de bronce en su brazo descompuesto. Siento un fuerte golpe en la cabeza; todo se oscurece; estoy muerto. Ha consumado su venganza.    
   

3 comentarios:

  1. Jo, qué rencorosa. Un apunte sólo, con 6 cafés...es normal que las manos no sólo no dejen de temblar sino que es posible que ese tembleque aumente.

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  2. Muy bueno!! me encantó, me gusta tu forma de contarlo, un gusto leerte, besitos de luz negri, bendiciones

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  3. Bastante visual y realmente consigue meter miedo.

    Besitos

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