23 de Noviembre de 2011
Eran las once de la noche; hacia frio. Envuelto en su viejo gabán paseaba por las solitarias calles; aquellas calles por la que tantas veces había paseado. Pero eran otros tiempos, ya nada volvería ser lo que era. Sentía su cuerpo cansado, sus manos comenzaron a temblar. Se sentó en el banco de aquel parque donde todo comenzó.
23 de Noviembre de 1961.
Era una noche parecida a la de hoy; se encontraba sentado en el banco, fumándose un cigarro, satisfecho con él mismo por haber ejecutado bien su trabajo; era un profesional.
Escondida en la parte trasera de su pantalón notaba el cañón aún caliente de su pistola.
Veinticinco mil pesetas, demasiado dinero simplemente por encargarse de una vieja loca, un trabajo muy fácil.
El viento comenzó a sacudir las ramas de los árboles, un aullido desgarrador llegó hasta sus oídos haciéndole sentir un escalofrío, las luces de las farolas se apagaban y encendían frenéticamente mientras una densa niebla rodeaba poco a poco el parque.
Se puso en pie, sacando el revolver de su espalda; notaba una presencia, pero conseguía ver a nadie.
De detrás de la niebla salió una mujer; era joven, alta, morena; su vestido rojo mostraba todas sus curvas.
Él le apuntó con el revolver a la cabeza; la mano comenzó a temblarle, un fuerte dolor se apoderó de su cabeza, un zumbido retumbaba en su cerebro haciéndole sangrar los oídos. Cayó de rodillas, soltó la pistola y echó las manos a sus oídos; el dolor era indescifrable.
La mujer se acercó a él, sonriendo, se agachó a escasos centímetros de su cara.
–No encontraras la paz, vagaras por estas calles, sin descanso, por el resto de tus días.
–No encontraras la paz, vagaras por estas calles, sin descanso, por el resto de tus días.
La mujer se levantó, sin decir nada más se giró sobre si misma y comenzó a andar hacia la bruma. Él miraba desde el suelo como se alejaba, al llegar al final del parque la mujer se volteó. Pudo ver como aquella bella mujer se transformaba en la anciana que momentos antes había matado.
23 de Noviembre de 2011.
Habían pasado cincuenta años; cincuenta años sin dormir, vagando por las mismas calles, sentado en el mismo banco, volviendo a la misma noche una y otra vez.
Ya era muy mayor, pronto dejaría el mundo de los vivos y por fin su alma descansaría en paz.
24 de Noviembre de 1961
Periódico local:
Un hombre apareció muerto en extrañas circunstancias el en parque de los Sauces. El hombre se encontraba tirado en el suelo, con las manos en la cabeza y un arma de fuego a su lado…
Madre, qué entrada más desquiZiante.
ResponderEliminar¡¡Ufff!! vaya castigo, nunca tendría descanso...
ResponderEliminarInquietante
Besitos