Un abrazo y feliz año nuevo.
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Hormel llegó hasta Serina, la ciudad del poder. Todos en esa ciudad conocían la historia
de la piedra, pero nunca nadie había conseguido bajar de la montaña con vida, pero sabía que su espada, su alforja y él bajarían intactos. Lo sabía desde el mismo instante en que vio a su bestia terminar con Sorana con una simple orden suya. El Armiol era un animal fuerte e inteligente.
Le dio pena ver morir a Sorana pero ya se lo había advertido y Hormel era un hombre de palabra. –No vuelvas a engañarme, o por Falet que acabare con tu vida.
Pronto descubrió porque la montaña de la Pena se llamaba así; una gran tristeza se apoderó de su alma; nunca había llorado, pero se le hizo un nudo en la garganta, no tenía ganas de continuar andando pero su bestia empujaba de él para subir a la cima.
A escasos metros de la cima una saeta le rozó la oreja haciéndole un profundo corte del que manaba un chorro de sangre, el pequeño Armiol se puso nervioso, el olor a sangre humana le excitaba.
Pesadamente Hormel se dio la vuelta y vio que Sorana se acercaba cojeando y maltrecha; andaba despacio y parecía que estaba llorando.
La bestia comenzó a gruñir, estaba dispuesto a abalanzarse sobre ella, pero un cansado gesto de Hormel le detuvo. Sorana se sentó a unos cien metros de Hormel que mando a su mascota que fuese a por ella.
Sorana sacó su falcata al ver acercarse a la bestia, pero se le cayó de las manos sin fuerzas, el animal se acercó a ella y comenzó a lamerla las manos. Sorana se agarró como pudo al cuello de la bestia y el Armiol cargó con ella hasta la posición donde se encontraba Hormel.
Llorando le pregunto por qué la intento matar, pero Hormel no contestó, sentía una un profundo pesar por lo que había hecho, intento pedir perdón, pero las palabras no salían de su boca.
Se agarró al animal y le ordenó que subiera hacia arriba. Poco a poco iban recuperando su estado de ánimo, según se acercaban a la cima. Se soltaron del animal y continuaron a pie con las fuerzas renovadas. Subieron a la cima; la piedra brillaba con todos los colores; Hormel la cogió con las dos manos mientras una falcata brillaba antes de teñirse de sangre.
La piedra se le escapó de las manos cayendo por la montaña y haciéndose mil pedazos mientras el Armiol se lanzaba al cuello de Sorana, apretando hasta que dejó de respirar.
El animal se tumbó junto a su amo, mientras aullaba mirando a la luna.
Bueno Raúl, felicitarte también yo el nuevo año y espero que en el 2012 dejes los capítulos para las teleseries que, aunque no se te dan nada mal, he tenido que leerte de una sentada y llevo dos horas frente la pantalla.
ResponderEliminarUn beso.
Bueno, eso de que se muera Sorana, no sé, no me acaba de convencer, a ver... ¿por qué la tienes que matar? ¿es por ser chica? ¡eh!
ResponderEliminarVale, también te deseo un buen año 2012. ¡para que veas!
Besitos