I
La muerte llamó a su puerta sin vacilar, pero él no estaba, había salido a comprar el pan.
El hombre de la guadaña dejó una nota escrita en sangre, en la que ponía:
“Volveré mañana“.
II
Al día siguiente volvió a terminar su trabajo.
Mientras veía el alma del difunto bajar al infierno miró el papel que tenía en las manos.
Se había equivocado de dirección. Arrugó el papel y pensó: –Volveré mañana.
III
Antes de llamar a la puerta miró el papel, vio que la dirección era la correcta.
Miró por la ventana y allí estaba; sentado en el sofá.
Llamó; le abrió la puerta. El hombre de la guadaña estiró la mano derecha y le tocó con un solo dedo. Cayó desplomado y sin vida.
–Tengo que buscarme otro trabajo, esto es muy estresante.
Estresante que te mueres
ResponderEliminarPobre, ojalá todos pudiésemos burlar a la muerte de esa manera.
ResponderEliminarMe alegro de que te gustara la reseña que escribí de tu blog en El Semillero, la hice cuidadosamente como hago con los blogs que ya conozco y me gustan.
Un beso
No veas si es estresante el tema, es que no para, no tiene ni un día de descanso, ni vacaciones, ni "na". ¿Te lo imaginas en el paro?
ResponderEliminarbesitos
La nota "me ha matao" jajajajaja
ResponderEliminarNo cambiaría yo mi trabajo por el de este muchacho. Y menos con la letra que tengo.
ResponderEliminarGracias a todas por seguir mi blog.
Unos besazos.