Imagen sacada de google
Un intenso olor a azufre me despertó. Estaba dormido apoyado en la pared, pero con la cabeza en el suelo, vamos, una postura muy rara. Un hilillo de saliva salía por la comisura de mi boca. Alcé la vista y frente a mí había un tipo colorado y pequeñajo. Comenzó a hacer un calor insoportable y me levante dando un brinco, poniendo la mano en mi propio vomito. El hombrecillo se reía, estuve a punto de darle un capón con la barbilla, pero me contuve.
–Oye, ¿tú con qué te duchas? Hueles mal de cojones. –Le dije mientras observaba dos pequeñas protuberancias que salían de su cabeza. –Además, tu mujer te engaña, creía que lo de los cuernos era una forma de hablar, pero en tu caso veo que es literal.
Tras reírse como un poseso me dijo:
–¿Tú crees que con este pedazo de rabo que tengo, alguna mujer me podría ser infiel? –Se bajo los pantalones y se dio la vuelta. Del final de la columna vertebral le salía una especie de cola que le llegaba hasta el suelo.
–¡El diablo! –grite.
–¡¿Dónde?! –Dijo él, girando la cabeza ciento ochenta grados. – ¡Ahh! Si soy yo.
Intente salir corriendo, pero algo me sostuvo en el aire. –Suéltame, coño, que aquí colgado parezco tonto.
–No deberías intentar escapar del señor del mal, es de mala educación.
–Perdona, es que me he puesto nervioso ¿Qué quieres de mí?
–Veras, si consigo reunir cincuenta millones de almas en mi reino me regalan una tostadora y solo me falta una. La tuya.
–Pero, si acabo de hablar con Dios y me ha dicho que no iré al cielo, eso significa que voy al infierno ¿No?
–En teoría no, pues aunque te has portado bastante mal, no has hecho meritos suficientes para bajar al inframundo.
–La verdad es que tampoco estoy muy interesado en bajar al infierno. ¿Qué se puede hacer allí?
–Pues, podrás hacer lo que quieras, pero lo que más gusta son las partidas de twister y de parchís que hacemos.
– ¿Parchís y twister? ¡Joder! Casi prefiero oler a mierda en el cielo. ¿No hay nada más emocionante que hacer en el infierno?
–¡¿Más emocionante que eso?! Pero tú de donde sales.
–Yo pensaba que habría orgias y esas cosas.
–¿Orgias con el calor que hace? Tú estás loco.
–¿Bueno y que tendría que hacer para ganar los puntos que me faltan?
–Eso es fácil, solo tendrías que violar a un cura o a un ministro, o no pagar hacienda.
–Hombre, violar a un cura podría ser fácil, violar a un ministro también, si no me coge por la espalda y me viola él primero, pero ¡¿No pagar hacienda?! Eso es….
–Te entiendo, yo antes era una persona como tú. Bueno, como tú no, yo era normal. Tenía un negocio y comenzó a ir mal y deje de pagar y mírame ahora.
–Sí, te han dejado hecho una mierda. Eres más feo que Mick Jagger con resaca. Cuando naciste tu madre no te daba el pecho, te daba la espalda. El día que tu madre te dio a luz tu padre pensó que habían tenido dos placentas. Cuando eras niño….
–Vale, vale, ya lo he pillado, soy muy feo. ¿Y qué? Conduzco un porche.
–Eres más feo que una rata depilada.
–Joder que pesado eres, que sí, que soy muy feo.
– bueno ¿Qué vas a hacer, entonces?
–Nada, no pienso hacer nada. ¿Qué quieres? ¿Qué me pase la eternidad jugando al parchís? Vamos no jodas. –Mientras se daba la vuelta, me digo:
–Está Bien, la pasaras en el limbo.
–Eso del limbo no es una canción de Georgie Dann –le grité mientras se alejaba.
Girando la cabeza ciento ochenta grados y sin pararse, me dijo:
–La canción es el bimbó, gilipollas.
Hoy hace dos meses que tuve aquellos sueños. Voy andando por la calle, son las once y cincuenta y ocho de la noche y no me ha pasado nada, pero un coche sin control se dirige hacia mí.
Un diálogo magnífico, mi querido amigo, llevas la historia muy bien. Grande el final.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Vamos, vamos... ahora ¿qué? me lo mandas al limbo o qué pasa, y en el limbo ¿quién manda?...
ResponderEliminarBesitos
Pues ya ha terminado esta historia. Espero que os haya gustado. Un abrazo.
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