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jueves, 6 de octubre de 2011

MUNDOS PARA-LELOS.

¿Qué pasaría si el mundo en el que vives, en realidad, no existiese? ¿Si todos tu seres amados fuesen solo una ilusión? ¿Si nada fuese lo que parece?

Esta es la historia de Melquiades Saltarranas, un abogado disléxico  y drogadicto.
Un día, Melquiades se despertó de madrugada, tenía unas ganas de orinar terribles y se levantó para ir al servicio. Al pasar por la ventana del salón una fuerte luz le cegó por un instante. Con la mano sobre su frente se acercó a la ventana e intentó escrutar el exterior; lo que vio le dejó perplejo.
En la calle no había nada, y cuando digo nada es que no había nada; no existían las calles, ni la acera, ni había coches aparcados; solamente había oscuridad, una gran oscuridad. Y en medio de la oscuridad una potente luz blanca, que incluso le quemaba los ojos.
Salió corriendo a mirar por la ventana de su habitación, que estaba en dirección opuesta a la del salón.  Se veía exactamente lo mismo, una gran nada, y en medio, la potente luz.
Miró hacia lo que él creía su derecha; la imagen era la misma, y siempre la luz justo en el centro.
Retrocedió dos pasos hacia atrás. El corazón parecía que se le iba a salir del pecho; era el el Armagedón; el fin del mundo.
Se sentó en la cama un momento, se tapó la cara con las manos, moriría y no no se había redimido. –¿Y si era en realidad el apocalipsis? Jamás iría al cielo, le esperaba pasar la eternidad expirando sus pecados en el averno.
Decidió que si debía morir lo haría con la frente bien alta. Se levantó de la cama y se acercó a la ventana a esperar su fin.
Miró por la ventana; todo había vuelto a la normalidad, allí estaba la calle, con sus coches aparcados pegados a las aceras, pero la luz, aunque con mucha menos fuerza, seguía luciendo; entrecerró los ojos para ver mejor  y se dio cuenta que provenía de una farola; miró a la izquierda y vio que allí había otra farola. El corazón comenzó a palpitarle más despacio, parecía que todo había vuelto a la normalidad. Se tumbó en la cama, miró la bolsita se setas de encima de la mesilla y cerró los ojos.
Mañana lo dejaría.  
  
Cuando se encontraba profundamente dormido, una potente luz inundó la instancia completamente.  

4 comentarios:

  1. ¡Ah! y ahora con que final me quedo... Me ha gustado, final abierto...

    Besitos

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  2. Muy buena historieta, a la Matrix, yo creo que seguiría soñando, por si acaso.

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  3. No sé si nos habremos enterado alguno de algo (Y Que conste que me incluyo) pero espero que os haya gustado. Como dice Aina es como Matrix Que tampoco me entere de nada.
    Unos besos para mis niñas.

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  4. Muy buen relato. El toque de las setas... genial.
    Saludos.

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