Estamos todas tumbadas unas encima de otras; por suerte ahora ya no tengo nadie encima y puedo respirar tranquila, pero lo siento por mis hermanas que está abajo del todo.
Sumidas en una profunda oscuridad; una rendija de luz se va filtrando; poco a poco la rendija se va haciendo más grande hasta que la luz nos baña la mitad del cuerpo; me agarran de la pierna y me sacan al exterior. A mis compañeras las vuelven a encerrar; aplastan mi cabeza contra el lateral de la jaula donde me tenían encerrada; es áspero y rugoso; me arrastran la cabeza de arriba a abajo rápidamente y mi cabeza se prende fuego ¡Dios, que dolor más insoportable!
Mi pequeño cuerpecito arde enseguida, quiero apagarme, pero no tengo manos ni brazos; el fuego pronto llegara a mi pierna; unas fuertes sacudidas me apagan, me sueltan y caigo en el suelo.
Tengo poco más de medio cuerpo completamente calcinado y estoy arrugada, pero, ¿Qué puedo hacer? He nacido para esto.
"Historia de una cerilla" qué gracia, yo pensando: a ver por donde me sale hoy Raul, no me esperaba que fuera una cerilla, jajajaja
ResponderEliminarBesitos
Elysa gracias por pasar por aquí aunque esto siga sin actualizar. Siempre me alegra ver tus comentarios.
ResponderEliminarUn besazo.