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lunes, 29 de agosto de 2011

LA GRAN AVENTURA DEL "NOTA" VI

5. Amor a quemarropa.

   Fui a encontrarme con Alfonso en la barra. Cuando llegué estaba Sandra tomando una copa al lado de él, que estaba dormido.
   Sandra me saludó con esa cara picara que ponía cundo no quería dormir sola. En ese momento se acerco mi amada con una sonrisa que dejaba ver sus preciosos dientes blancos; enseguida bajé la vista para mirar sus tetas. Se colocó junto a Sandra, le dijo algo al oído y las dos comenzaron a reírse.
   –Mira “Nota”, esta es Mónica, es nueva en el local.
Ella se acercó y me dio dos besos. Sabía a sudor y a maquillaje; me gusto su sabor. Noté un cosquilleo en la entrepierna. Es lo que hace el amor.
   –“Nota” ¿Sabes qué Alfonso me ha pedido que me casé con él?
   –No le hagas mucho caso, esta borracho perdido.
–Pues le he contestado que me lo iba a pensar ¿Sabes?
   El vaso se me escurrió de las manos; sentí dos frustraciones. Una: que podría perder un polvo seguro.
   Dos: Se me había caído la copa entera y Alfonso estaba dormido con la cabeza dentro de un cenicero y no me podía pagar otra.
   –Creo que deberíamos irnos –dije a las chicas.
–Tómate otra copa, yo te invito –era la voz de Mónica.
   Hasta ese momento no había escuchado su voz y de repente entendí lo que sintió el tipo de la película de  Ulises al oír a las sirenas. Su voz era como música para mis oídos.
   –Está bien, me tomo otra y me llevo a Alfonso a casa. Está demasiado borracho para conducir.
   Me tomé la copa mientras hablaba con Mónica de cosas sin importancia. Sus ojos se seguían clavando en los míos y su sonrisa resplandecía en todo el local.
   – ¿Por qué no vamos a tomar la penúltima a mi casa? –Dije sin acordarme de que en casa no tenía nada de beber.
   –Todavía nos queda una hora para terminar nuestro turno, pero si quieres cuando terminemos vamos nosotras  ¿Qué te parece Moni?
   Mónica me miró y se ruborizó asintiendo con la cabeza.
Me alegré de que dijese que sí y mi entrepierna mucho más. Notaba en mis pantalones que quería dar saltos de alegría.
   Metí la mano en la chaqueta de Alfonso para buscar las llaves del coche.
   Aparte de las llaves encontré un billete diez euros. Me vendría bien para pasar por el bar de “Ricky” a comprar una botella de agua de fuego. Agarré a Alfonso como pude y subí las escaleras con él.
   Al pasar por la puerta el negro me dio una colleja que casi nos hace caer al suelo. Me giré y poniendo la voz grave que pongo para intentar acojonar le dije:
   –Tienes suerte de que me tenga que llevar a este hombre a casa, si no te iba a dar una paliza que te iban a tener que reconocer por los dientes, mamón.
   Me giñó un ojo –un día de estos vas a pagar todas tus tonterías. Tienes suerte de que Alfonso me cae bien. Anda, vete de aquí y que no te vuelva a ver en una temporada.
Me acababa de ganar otro enemigo.

3 comentarios:

  1. Esta entrada es como una especie de intermedio ¿no? o yo lo estoy enmarañando mucho esperando algo gordo...

    Besitos

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  2. Mira que dejarse invitar por una mujer..este tipo no tiene nombre.

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  3. ElY, de vez en cuando hay que dar un respiro al prota, si no le pude dar algo jeje
    Un besazo princesa.

    Aina, pues a mí me han invitado más de una vez ¿Eso significa que soy mala persona? jajaja
    Por cierto, ¿tú cuando duermes?
    Un besazo mi niña.

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