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miércoles, 3 de agosto de 2011

EL MANDO.

Muevo un dedo y una mujer llora desconsolada porque su hijo ha muerto en un atentado.
Lo muevo otra vez y esta vez son niños africanos con moscas en la cara y claros síntomas de inanición.
Lo vuelvo a mover; un terremoto ha desolado una ciudad entera dejando cientos de muertos; seguramente del barrio más pobre de la ciudad.
Aunque titubeo vuelvo a hacer un movimiento del pulgar y esta vez es una mujer que ha muerto a manos de su marido. La dio doce puñaladas pero no se acuerda. Enajenación  transitoria creo que lo llaman.
Con decisión, lo muevo de nuevo y apago el televisor.
Creo que soy más feliz ignorando todo lo que he visto, porque nada tiene que ver conmigo.

6 comentarios:

  1. Y yo creyendo que el que hablaba era Dios, mira, me has sorprendido con ese final.

    Besitos

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  2. y podría estar hablando Dios,

    buenísimo, saludos.

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  3. Saludos, qué inesperado giro final, me devuelve directo al título, más cachetada con guante blanco a los enagenados insensibles.

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  4. Gracias a los 3 por pasar por mis letras. Es un placer para mí que os guste.
    Abrazos y besos.

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  5. Ni contigo ni con el mundo, que es mucho más hermoso y amable de lo que pretenden hacernos creer.

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  6. Doc, estoy de acuerdo contigo, pero con la ayuda de todos podría ser mejor.
    Un abrazo.

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